He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocío
una blanca, otra roja, como tu amor y el mío.
Y he aquí, lentamente las dos rosas deshojo
La roja, en vino blanco, la blanca en vino rojo.
Al beber, gota a gota, los pétalos
flotantes me rozaran los labios,
como labios de amante,
y en su llama o su nieve de
idéntico destino, serán
como fantasmas de besos en el vino.
Ahora elige tu, amiga,
cual ha de ser tu vaso,
si este que es como un alba,
o aquel como un ocaso.
No me preguntes nada,
yo se bien que es mejor embriagarse de vino
que embriagarse de amor.
Y así mientras tu bebes, sonriéndome-
así sin que tu lo sepas,
me embriagaré por ti.
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Preciosa poesía este brindis, María
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