TODAS LAS FLORES DEL DESIERTO ESTÁN CERCA DE LA LUZ
Todas las mujeres bellas son la que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo.
Las mujeres bellas esperan el autobús de mi barrio o se compran bolsos en tiendas de saldo.
Se pintan los ojos como le gustan y los labios de carmín de chino.
Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisa en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran sólo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento.
Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio, ilusionadas, con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso.
Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda.
Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.
Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices.
Las flores del desierto son las que están a tu lado.
Las que te aman y las que amamos.
Sólo hay que saber mirar más allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo.
Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigos de la forma y enemigos del alma.
Vértigo de divas y llanto de princesas.
La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad.
El rostro es el emporio de las arrugas, pero cada una es la marca de haber vivido a pleno..
Me vino en uno de esos correos tan bonito que manda María, yo también le doy las gracias a Mario vargas Llosa por hablar de nosotras.