lunes, 9 de junio de 2014

UN SILLÓN PARA EL SIGLO DE ORO


La filóloga Aurora Egido es la novena mujer que accede a la Academia en sus 300 años de historia


A Aurora Egido (Molina de Aragón, Guadalajara, 1946) le gustan los principios. Esta tarde se ha instalado en uno: el que le abrió las puertas de la Real Academia Española (RAE) para sentarse en el sillón de la B,también principio de dos términos —bello y bueno— que Egido escoge por considerarlos palabras mayores. La filóloga fue votada hace un año para ocupar la vacante que dejó el cineastaJosé Luis Borau, que falleció el 22 de noviembre de 2012, un día después de la presentación de un libro sobre el director de título premonitorio: La vida no da para más, de Bernardo Sánchez. No soñaba la catedrática de Literatura Española con la RAE, pero que el poeta Pere Gimferrer, que se encargó de responder su discurso y que la presentó como “la mejor estudiosa del Siglo de Oro” la postulase, fue algo que le halagó.
El primer encuentro de Egido con el cine de Borau fue la película Furtivos(1978) en el cine zaragozano Palafox, luego tendría ocasión de encontrarse con el realizador de la mano de su amiga, la escritora Carmen Martín Gaite. Esta tarde, ajustándose a la tradición de los discursos de ingreso, le dedicó sus primeras palabras: “Borau creía que los símbolos solo tienen valor cuando no pretenden serlo; razón tal vez por la que aspiró a un ideal de película que pareciera que no estaba hecha”.
Pero volviendo a su principio, la catedrática de Literatura Española escogió a Baltasar Gracián (1601-1658), el jesuita aragonés que escribió obras capitales durante el Siglo de Oro como El Criticón, El Héroe, Oráculo manual o El Comulgatorio, para su discurso de ingreso (La búsqueda de la inmortalidad en las obras de Baltasar Gracián). Aunque barajó dedicar su ensayo a Góngora, finalmente se decantó por un autor por el que siente especial predilección, a la vista de los estudios que le ha dedicado. Buena parte de sus investigaciones gracianas se recopilan en su último libro, Bodas de Arte e Ingenio,publicado en marzo por Acantilado.

La catedrática ocupa el sillón ‘B’, que dejó vacante el fallecido José Luis Borau.
Pere Gimferrer la elogió como “la mejor estudiosa” de los siglos XVI y XVII

María

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