LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran finos y sus ancas
relucientes y sus cascos musicales...
¡Los caballos eran fuertes!
Los caballos eran ágiles!
¡No!, no han sido los guerreros solamente
de corazas y penachos y tizonas y estandartes,
los que hicieron la conquista
de la selva y de los Andes;
Los caballos andaluces, cuyo nervios
tienen chispas de la raza valedora de los árabes,
estamparon sus gloriosas herraduras
en los secos pedregales,
en los húmedos pantanos,
en los ríos resonantes,
en las nieves silenciosas,
en las pampas, en la sierras, en los bosques y en los valles.
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!.
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(Un fragmento de este gran poema)
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