miércoles, 22 de septiembre de 2010

RELATO DE GABRIEL SANTOS

RECUERDOS DE MI INFANCIA.
Estos días pasado en que viajé a mi tierra , he sentido más cerca que nunca los recuerdos que llevo guardados de mi infancia.
Viajando de prisa, como corresponde a nuestro tiempo y recordando los personajes de la novela de Paolo Giordano, " LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS" llegaron a mi mente infinidad de imágenes que están impresas en lo profundo de nuestro ser y que brotan, a veces,sin saber por qué cuando recorre los caminos que transitaste en tu infancia.
Y por muchas razones he comprendido que la infancia es tiempo de inocencia . Son peldaños muy altos y huellas de pisadas muy pequeñitas. Es un mágico lugar de sueños, donde todo es posible. La infancia es para explorar, es para remar,es tocar y llegar, es ver, y gustar, pero sobre todo es tiempo de crecer.
En la última reunión os recordé la frase del poeta Rike "LA PATRIA DEL HOMBRE ES LA INFANCIA" y he comprobado que recorrer los lugares de la infancia es recorrer tus principios, los caminos de tu vida, es la primera etapa donde todo es ilusión y esperanza, son expectativas que es imposible que no de cumplan.
Vivía yo en un pueblo pequeñito, y para todo, para ir al médico, para ir a comprar, para estudiar... debía recorrer un pequeño trecho hasta otro pueblo más grande. Íbamos andando, en burro ,o en un caballo. En la última curva del camino, antes de divisar el pueblo vecino, sentado en un pequeño cancho y recostado sobre una pared de piedra , siempre aparecía un hombre con un libro en las manos . Este personaje lector era un hombre enjuto , de nariz aguileña y pelo blanco, despertaba en mi una gran envidia . Siempre soñé que en mi madurez yo seria aquel personaje misterioso que nunca supe quien era. Estos días busqué la piedra grande donde él se sentaba, pero en su lugar había crecido un frondoso roble, quizás en la copa de sus ramas estén escondidas las historias que este hombre leyó.
Curiosamente vivimos empeñados en ser adultos , y hasta a los niños deseamos en muchos momentos robarles el tesoro de la infancia invocando permanentemente la necesidad de la madurez, y no nos damos cuenta , que los niños son los únicos que saben gozar del presente cosa que raramente nos sucede a nosotros.
A veces siento pena no del niño que fui sino del que encuentro en mi. Creo que no es tristeza, mas bien debe ser ternura. La infancia forma parte de nosotros como el instante en que todo es nuevo, porque nunca como en la infancia se deja de aprender a hablar , a mirar a sentir. Ser aún niño me permite desear ser querido, sin temer las caricias del otro, ni las dulces palabras que escucho de tu boca. Seguir siendo niño es sentir tu cobijo al escuchar un " te quiero" lleno de complicidad y de ternura. Es soñar cada noche con episodios positivos ocurridos durante el día. Ser niño es entregarse sin miramientos.....y muchas cosas más. Pero... al releer lo escrito y levantar la mirada...me doy cuenta que soy menos niño de lo que deseara.
Este lindo relato que nos cuenta Gabriel, me ha emocionado al escribirlo en el blog, seguramente a vosotros también al leerlo. Desde aquí te doy las gracias querido Gabriel.

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