A pesar de todo, Laura, me abrió su puerta.
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OBERTURA
Con su vestido azul oscuro, su cabellera rubia, sus ojos claros,
su sonrisa culpable, su esbeltez, sus rodillas insinuantes,
junto a mí, bebiendo buen vino en un lugar exquisito....
Algún día aciago lo recordaré en la cama feroz de un hospital sombrío,
y daré por bien empleada la vida.
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Enviado por María
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